Breve reseña histórica

La Real Sociedad Económica de Amigos del País de Murcia

S.M. Carlos III

La Real Sociedad Económica de Amigos del País de Murcia fue fundada el 17 de diciembre de 1777, día de su primera sesión oficial y de la elección de la junta de gobierno. Su creación se enmarca dentro de la política ilustrada llevada a cabo por Carlos III, bajo cuyo reinado surgieron las Escuelas Patrióticas con la finalidad de velar por los intereses socio-económicos y culturales del país. En este contexto, hombres ilustres de Murcia enviaron una petición de autorización al Monarca para fundar una Escuela Patriótica, autorización que quedó plasmada en la Cédula expedida por el Consejo de Castilla el 24 de mayo de 1776. Seguidamente se procedió a la redacción de los Estatutos que fueron aprobados el 27 de Noviembre de 1777 por Real Cédula.

La Económica de Murcia nace dentro de un programa de gobierno caracterizado por el interés en el desarrollo económico, social y cultural del país y con una ideología claramente ilustrada. Nace con la finalidad de erradicar los problemas de carácter socio-económico fomentando para ello la educación, la mejora de la industria y de la agricultura, y promoviendo debates y estudios sobre temas relacionados con ellas.

A lo largo del tiempo la Real Sociedad mantiene su identidad primaria impulsando el conocimiento, sensible a los problemas del entorno, abre opciones a los cambios técnicos, relacionándose siempre con el exterior y con una clara disposición a definir y proponer los grandes temas que han configurado primero el Reino de Murcia, luego su Provincia y actualmente su Región, manteniendo así su compromiso fundacional de Amigos del País.

La Real Sociedad y la enseñanza

Desde el primer momento se da especial relevancia a la enseñanza. El 6 de diciembre de 1779 la Corporación inaugura la academia de dibujo, proponiendo al frente de ella al extraordinario, célebre y universal escultor Francisco Salzillo. Fue una época en la que el dibujo, además de un camino para la creación artística, era un elemento fundamental de comunicación del saber. Las máquinas, la botánica o las artes manuales extendían sus conocimientos mediante dibujos y grabados. Las enseñanzas de la Academia de Bellas Artes se fueron diversificando a lo largo del tiempo.

También desde el principio se consideró de la mayor importancia la enseñanza de otras disciplinas. En el reino de Murcia, en los años finales del siglo XVIII, la actividad más productiva era la agricultura; rodeados de aquel ambiente económico decidieron crear en 1792 la cátedra de Agricultura cuyas enseñanzas e influencias fueron continuas a lo largo de más de un siglo. Muy pronto, a principios del XIX, la Real Sociedad también promovió cátedras de Economía Política, Historia Natural, Geografía y Mecánica teórica, en 1892 las de Geometría y Medicina, y en fechas posteriores, Veterinaria, Lengua Francesa y Mineralogía. Cada una de estas cátedras mencionadas promocionaron actividades complementarias, que quedaron reflejadas en escritos, informes y folletos que influyeron en el desarrollo técnico de nuestra Región.

La preocupación por la enseñanza superior fue continua desde 1833 cuando se pidió una Universidad Literaria, interés que continuó hasta 1929, año en el que la Económica se opuso abiertamente a la supresión de la Universidad de Murcia , hacia la que mantuvo un apoyo constante. Fue destacable la labor desempeñada para educar a las clases populares. En 1785 establece una Escuela mixta de primeras letras para niños y en 1835 crea una biblioteca pública, base de la posterior biblioteca provincial. El 1833 creó la primera Escuela Normal para la enseñanza de profesores que tanto influiría en la educación española.

Fomento del desarrollo agrícola e industrial

Desde sus comienzos, la actividad de la Real Sociedad se centra en el desarrollo de la Agricultura y la Industria como motores de la Economía murciana y fuentes creadoras de bienestar social.

Las acciones se llevaron adelante tratando de adaptar los avances tecnológicos a los puntos esenciales de la agronomía. Primeramente coincidiendo con la revolución darviniana, que llevó la preocupación de las semillas por toda Europa, dirigen las mejoras al material vegetal y animal, y conforme a la mentalidad universalista de los ilustrados. Por propia iniciativa, en 1816 introducen semillas y plantones de Cuba. Al año siguiente se importan simientes del gusano de seda de Italia, China y Japón, y apoyan la prueba y adaptación de plantas, con la creación de un Jardín Botánico el 1826, como hicieron otras sociedades por toda España. De aquel Jardín Botánico aun quedan ejemplares en Murcia, y forman parte de la jardinería de nuestros pueblos y de las variedades de las plantaciones en el arbolado agrícola. La tarea de introducción de semillas continuó de forma sistemática a lo largo del siglo XIX, importando especies y variedades de Cuba, cereales de África, introduciendo variedades hortícolas de Holanda que se probaron y adaptaron, arroz de Filipinas y se ensayaron continuamente nuevos trigos. Además, defendió, estudio y difundió otros cultivos o técnicas, que, en algún caso, han permanecido y en otros no cuajaron o pasaron a distintos lugares de España: el pino (1816), la caña de azúcar (1832), el tabaco (1832), el plátano (1846) y la remolacha (1898).

La segunda preocupación, relacionada con la agricultura, fue la defensa contra las enfermedades. Desde la perspectiva de hoy es fácil comprender que la introducción de semillas y plantones debió de traer consigo enfermedades y endemismos de plantas y animales que se introdujeron de manera cruenta Con poco conocimientos y medios se tuvieron que defender de la ruina de las moreras cuyos depredadores ya habían aparecido en 1789.

Importancia de la seda en Murcia

La seda y las moreras están unidas a la historia de Murcia de manera concluyente, fueron el origen del esplendor de la ciudad, dando lugar a múltiples señas del barroco Murciano y también fue la seda el centro de sus batalla para sostenerla. Las enfermedades del gusano: febrina y flacidez y las que atacaron las moreras pusieron en peligro este sector indiscutible entre finales del XVIII y todo el XIX. La lucha por mantener la actividad sedera traspasa la época floreciente y se hunde en batallas que terminan recientemente, durante ese tiempo, se importan simiente de gusano, variedades de morera y finalmente se escriben folletos en los que se muestran las formas de crianza.

La renovación de las técnicas agrícolas alcanzó a todos los campos de la producción: los abonos minerales (1869), las pruebas constantes de maquinas y métodos de cultivo como: trilladoras, bombas de elevación de agua, los procedimientos de vinificación y de extracción de aceite que fueron motivo para la redacción de folletos de divulgación. Las innovaciones patrocinadas por la Económica alcanzaron la extracción de agua, perforándose el (1869) los primeros pozos artesianos en la Huerta de Murcia

Pero quizás el rasgo mas civilizado e influyente de finales del XIX fueron las ordenanzas sobre la Huerta de Murcia. Ordenanzas ejemplares, en cuanto abarcaban no sólo las actividades económicas realizadas en la Huerta, sino también las formas de vida y relación de sus habitantes, con expresión de derechos y deberes, capaces de armonizar las actividades y la convivencia y que acabaron siendo un legado de costumbres y tradiciones aceptadas referentes a múltiples aspectos: la estructura de los cultivos, acequias y otros cauces, cerramientos y lindes, caminos y construcciones, galerías, ceñas, derechos sobre las aguas y servidumbres de todo tipo, juntamentos y otras normas que constituyeron un corpus civilizado que produjo incluso literatura y música propias y a las que la Real Sociedad proporcionó ayudas económicas.

Preocupacion constante por el agua

A lo largo de la historia, Murcia siempre ha tenido que hacer frente a dos grandes calamidades: las sequías y las inundaciones. Consciente de la importancia del agua para la economía del Reino, la Real Sociedad, desde su fundación, ha apoyado el desarrollo de infraestructuras para paliar estas dos catástrofes.

El problema del agua se vio siempre con amplitud, hay constancia de las gestiones que realizo la entidad en 1816 para evitar el carboneo en el nacimiento del Segura con el fin de evitar la disminución en la aguas del río. La preocupación por las aguas supone un hilo conductor de actividades y acciones constantes y es un hecho trascendental que llega hasta el día de hoy en su doble vertiente: por una parte, la contención de las avenidas y por otra el uso agrícola, proponiendo el almacenaje y su distribución. Con un conocimiento profundo de lo que en aquellas épocas se sabía sobre el agua y los ríos, medida de sus caudales y necesidades de los cultivos, la Real Sociedad aparece en 1839 con el folleto de los “Apuntes sobre el canal de Huescar”, redactado por una comisión, recogiendo cálculos sobre los ríos Castril y Guardal, estimados con criterios de trasvase y continuando los que habían comenzado en 1537 para el Reino de Murcia.

Al mismo tiempo y a finales del XIX, después de las grandes riadas que asolaron nuestra huerta y sus poblados, la Real Sociedad propone un “desideratum” para impulsar las siguientes obras: Pantano de Alfonso XII, Canal de Totana, Pantano de Valdeinfierno, Regueron y Pantano del Talave.

Con el objetivo de beneficiar algunas zonas de la huerta, se concibió el proyecto de abrir un canal hasta la ciudad de Orihuela, utilizando el cauce de aguas muertas conocido con el nombre de Azarbe Mayor. En 1884, la corporación envía una instancia al Presidente del Consejo de Ministros para estudiar la desviación de las aguas del río Guadalentín por medio de un canal de riego. Ese mismo año, la Junta nombra una comisión con el fin de estudiar un plan de defensa contra los desbordamientos del Guadalentín y del Segura. En 1893 y 1894, la entidad realiza súplicas al Gobierno para que se ejecuten las obras del plan de defensa contra las inundaciones.

Siempre pendiente de la actividad económica, la Real Sociedad se implica en la industria y la minería a las que dedicó una gran atención desde comienzos del 1786 con la creación de una fábrica de hilados y tejidos de seda de diferentes clases, que siguiendo el éxito del proyecto se desarrollo en varios talleres.

Defendió con tesón la minería de la región; ya en 1817 se dedico a promover la explotación de las minas de plomo abundantes en el país. Destaca también el apoyo al establecimiento en Mazarron de la fábrica de aluminio (1818). El 1841 se declaro a favor de la supresión de la ley que prohibía la extracción de minerales.

Actividades en favor de las infraestructuras

Conscientes de la incidencia de las comunicaciones en el desarrollo económico y social, los Amigos del país mantuvieron una política activa de fomento del ferrocarril y de las vías de comunicación. En 1830 se apoya el trazado del ferrocarril entre Jerez y el Portal. Dos años más tarde participó en el proyecto de un puente colgante sobre el Segura y apoyó el proyecto de carretera entre Murcia y Albacete. También son numerosas las súplicas al Gobierno y los informes para la ejecución de obras de ferrocarril y carreteras: Cartagena-Aranjuez en 1851, informe para mejorar el servicio de líneas férreas y reformas tarifarias en 1876, proyecto de caminos vecinales y de cinco carreteras en 1911, carretera desde la Pólvora hasta Alcantarilla en 1911, prolongación del ferrocarril de Murcia a Caravaca en 1934, arreglos de la carretera de Cieza a Mazarrón en 1935.

Conciencia universalista

Lo hemos visto a lo largo de de nuestra exposición, la Sociedad estuvo constantemente relacionada con el exterior a traves de corresponsales o de forma directa con viajes, lo cual tiene mayor mérito en una época, en la que primero el Reino de Murcia y luego la Provincia estaban lejos de los centros del desarrollo industrial, agricola y cultural. Fruto de las actividades mencionadas, fueron sus actuaciones en exposiciones internacionales. En las exposiciones universales de Londres (1849), Paris (1866), Viena donde obtuvo la Medalla de Oro (1871) y Filadelfia (1874) donde presentó los productos de la Región.

La Económica de Murcia Bellas Artes

Su programa de educación abarcó la enseñanza de las Bellas Artes: Dibujo, Pintura, Escultura y Arquitectura, sumándose a la corriente ilustrada general de promoción cultural nacional, siendo el único lugar del Reino de Murcia donde recibir estas enseñanzas durante más de una centuria.

El Dibujo fue primordial como base, según concepto emanado de la Academia de San Fernando, emisora de directrices formativas para la totalidad del país. La Económica fue transmisora eficaz de las medidas generadas por las instituciones de mas alto rango en materia de Bellas Artes. En asuntos de patrimonio histórico-artístico tuvo relación directa y perpetua con la Comisión Provincial y Central de Monumentos Artísticos ante los que hacia oír su parecer.

En Arquitectura, la Económica, preparaba para obtener la titulación en la Academia de San Fernando hasta que fue creada la Escuela de Arquitectura de Madrid ( 1844). Algunos de los alumnos de la Económica, titulados, fueron después profesores de ella, como: J.Navarro David, J.J.Belmonte y J.R. Berenguer. Otros Arquitectos como Gerónimo Ros, tenían a gala el haber asistido a las enseñanzas de la Económica desde su mas tierna infancia . Muchos obtuvieron altos cargos en la administración local.

En escultura fueron profesores de la Económica los más afamados artistas locales como Baglietto, padre e hijo, S. Arroyo y otros. En Pintura asistieron a las clases Tegeo, Rubio, Hernández Amores, Pascual, Ruipérez, Valdivieso, Martinez Pozo, Pícolo, Meseguer, y otros, que ilustran con sus obras en los Museos lo mejor de la Pintura de Murcia del siglo XIX.

S.E.R. el Obispo Rubín de Celis

La Económica dentro de su programa de fomento, intervenía en el panorama de actividades culturales complementarias; colaboraba en las Exposiciones provinciales de Bellas Artes; costeaba premios en los Juegos Florales de la ciudad, otorgaba premios arquitectónicos a proyectos de mejora cívica (un nuevo puente, un teatro), fiel a su lema “Fomenta Premiando”; hacia donativos para monumentos públicos e iniciativas culturales locales a pesar de su crónica limitación de medios económicos.

La valiosa colección de pintura de la Económica está enrisquecida con obras de artistas de la relevancia de Joaquín Campos o Juan Gracia Miranda, o con la galeria de retratos de murcianos ilustres como Saavedra Fajardo, Floridablanca, Rubin de Celis, Cascales, Palarea y otros, que adornaban su antigua Sala de sesiones.

Los mejores pintores del siglo XX en Murcia asistieron como alumnos en la Económica: Rubio, V. Nicolás, Garay, Flores, Almela Costa, Molina Sánchez y otros. La Económica fue, también, uno de los únicos espacios disponibles en la ciudad para que los artistas murcianos, durante la primera mitad del siglo XX, pudieran exponer al publico sus obras, haciendo las veces de las actuales Galerías de Arte.

La Real Sociedad en la actualidad

Tras el derrumbe del edificio en 1963, fruto de la coyuntura política y socioeconómica de España y de la apatía de los murcianos, la Sociedad siguió sus actividades, dirigidas a conferencias, propias de un Ateneo Literario, promoviendo debates de interés, pero escasamente vinculados al entorno social. Fue a partir de 1972, después de acondicionar la nueva sede, reunir los bienes y documentación dispersa, cuando empieza a desarrollarse una actividad más cercana a los intereses de los ciudadanos de Murcia y de su identidad histórica. Hubo debates internos y comparecencias externas sobre la necesidad del regionalismo y se redactaron apuntes para el Estatuto de Autonomía. Ese proceso Político-Cultural terminó con una apuesta por la construcción y defensa de la Región de Murcia, mediante una exposición Histórico-Geográfica sobre el hecho regional que arrancaba con el Reino de Murcia. Esta movilización cultural entroncó con el sentir político nacional que finalmente cristalizó en la proclamación de la Constitución y después en nuestro Estatuto de Autonomía. Durante los años 1972-1982 se desarrolló una gran actividad dentro de lo que fue siempre su identidad: Actitud ilustrada ante los avances, sensibilidad hacia los hechos y necesidades sociales, lucha por las grandes obras de mejora de la Región y conciencia universal. Se defendió el patrimonio, salvando de la piqueta el conjunto de San Esteban, del siglo XVI, hoy sede del Gobierno Regional y el Seminario de San Fulgencio del siglo XVIII ,hoy Escuela Superior de Arte Dramático y Danza. Se luchó con fuerza por la terminación del Trasvase Tajo-Segura, ayudando al Ministro de Obras Publicas de entonces, con informes y artículos en la prensa nacional y murciana y la publicación el folleto titulado “Trasvase Tajo-Segura, un Proyecto de Interés Nacional y Regional”. Se trabajó ampliamente en el Plan General de Ordenación Urbana de al ciudad de Murcia. Y, una vez mas, coincidiendo con el 200 aniversario se apoyó la Universidad, dentro de un extenso programa que comprendía un repaso a la conciencia de los temas mas importantes de Murcia, terminando con el Acto Académico del aniversario, el 17 de diciembre del 1977 en el Ayuntamiento de Murcia. El Universalismo volvió a sus reuniones, trabajos y conferencias. Especial relevancia tuvo el ciclo de debate sobre la “Opción de Murcia en el contexto del Mediterráneo y en sus relaciones con el Mercado Común” dirigido a orientar nuestros pasos al ingreso de España en el Mercado Común, con tres conferencias magistrales ofrecidas por personalidades de Europa: Mercado Común, OCDE y Universidad Francesa. Se continuo durante largo tiempo con la actividad de Congresos y el apoyo a Asociaciones, como el Comité Español de Historia del Arte. Nuestros archivos han estado abiertos a la redacción de tesis doctorales y libros con sus valiosos archivo documental y biblioteca, muy útiles para el estudio de la Región de Murcia.